miércoles, 16 de octubre de 2013

Recuerdo

Al abuelo que ya no está.

Veo el tiempo y recuerdo;
recuerdo aquellos tiempos
cuando fui ferviente escudero,
en el llano y en el monte,
de un sincero caballero.

Montaba; caballito de acero,
yo en la grupa remontaba
acompañando, siempre fiel,
al hidalgo, al jefe, al abuelo.

Bicicleta para arriba,
bicicleta para abajo,
y yo ensoñado,
con las historias
de mi viejo.

¿Te acuerdas?
esa pared fue paredón
para cristeros.
en aquellas torres
trabajó el bisabuelo.


Veo el tiempo y recuerdo,
recuerdo el zun-zun
del pedaleo; el noble hidalgo
remontando el horizonte,
y yo, su más fiel escudero.

martes, 15 de octubre de 2013

Oda a Mr. T

Como mis verdaderos amigos saben, detesto a las personas cerradas, miopes, ineptas, imbéciles que no pueden concebir que alguien tenga una vida distinta a la suya y que a partir de su ignorancia crean que lo poseen es lo mejor, todo material; parece por cuestiones de condones rotos, todo material. Vamos más allá, no puedo concebir a un imbécil que le diga amigo a alguien y después le formule un juicio sumario (a sus espaldas); no va más. A los amigos de verdad, a los que piensan, a los que disfrutan la vida a su particular manera, defienden sus ideas a pesar de lo ilógicas que le puedan pareces al culo del puto diablo, a esos se les extraña cualquier día de la semana, aún en la misma ciudad, imagine usted, señor lector, lo que pasa cuando les da por los climas tropicales.

Edwin Casillas 

sábado, 5 de octubre de 2013

Diarios Centroamérica 2013

Diario I:

Guatemala, vieja conocida. Por obvias razones no es lo mismo conocer que reconocer. Así me pasa con Antigua. Volver a la piel ya conocida, en este caso el empedrado de sus calles, cielo limpio, relativa tranquilidad. Volver es reconocer los espacios a los que ya les entregaste (y te entregaron) una parte de tu historia personal. Es decir, en ese bar bebí una cerveza alguna vez, y lo hago de nuevo, todo es distinto sin cambiar. Reconocer es permitirte ser detallista. Ahora mismo escribo bajo la luz de una luna intensa, claridad de ideas fijándome en los volcanes que siempre supe aquí y sin embargo no me detuve a contemplar. 
Antigua tiene una estela de tranquilidad. La primera vez que estuve aquí le veía algo de misticismo, ya no sucede. Parece que el turismo creció, parece que los restaurantes italianos siguieron con su crecimiento. Sigue siendo un pueblo hermoso, sigue siendo Guatemala, el vecino del que no solemos acordarnos. Ahora escribo a la luz de las velas ( y de la compu, obviamente) escribo con una cerveza Gallo, que reitero, no sabe cómo en México, acá es mejor y no es libertad poética la que empaña la frase. 
Volver al plan de viajero rejuvenece; no me refiero a lo físico, mucho menos a lo metafísico, simplemente las ideas se hacen nuevas. Los sentidos se renuevan y el tacto siempre es diferente. Es refrescante sentir el cansancio de las horas en el bus, las náuseas que provocan los despegues de aviones mortíferos. Bueno, ya que me puse lirico, sería prudente dejar un poema que habla de estos temas, y que además me encanta. Lo escribió Luis García Montero:
Habitaciones separadas

Está solo. Para seguir camino 
se muestra despegado de las cosas. 
No lleva provisiones.

Cuando pasan los días 
y al final de la tarde piensa en lo sucedido, 
tan sólo le conmueve 
ese acierto imprevisto 
del que pudo vivir la propia vida 
en el seguro azar de su conciencia, 
así, naturalmente, sin deudas ni banderas.

Una vez dijo amor. 
Se poblaron sus labios de ceniza.

Dijo también mañana 
con los ojos negados al presente 
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano, 
fantasmas como saldo, 
un camino de nubes.

Soledad, libertad, 
dos palabras que suelen apoyarse 
en los hombros heridos del viajero.

De todo se hace cargo, de nada se convence. 
Sus huellas tienen hoy la quemadura 
de los sueños vacíos.

No quiere renunciar. Para seguir camino 
acepta que la vida se refugie 
en una habitación que no es la suya. 
La luz se queda siempre detrás de una ventana. 
Al otro lado de la puerta 
suele escuchar los pasos de la noche.

Sabe que le resulta necesario 
aprender a vivir en otra edad, 
en otro amor, 
en otro tiempo.

Tiempo de habitaciones separadas.

Diario II:

Despiertas en la lejanía. Despiertas en una almohada que no es tuya, los sueños parecen serlo. Antigua te dice que no duermas más. Se abren los ojos y uno sigue respirando. Es momento de seguir el plan viajero. La mañana es limpia y te permite ver los volcanes; te permite leer entre la historia de las casas y la gente. Es bueno estar vivo en mañanas así. Hay momento para leer mientras
 mi compañeros de viaje se van a buscar el desayuno, ellos madrugaron y yo no. Hay un breve momento para fundirse en los pensamientos privados, leer y fumar. Los volcanes suavizan la mirada. También lo hace el cielo claro, el sol ligero. Toca caminar, observar las ruinas de conventos. Qué bonito es el mundo con las iglesias en ruinas; espejismos. 
En un tour viene el karma a cobrarse mis deudas (y la de mis acompañantes) el sujeto que nos entregó 40 minutos de trabajo se pone lindo y nos quiere cobrar 450 Quetzales, algo así como 55 dólares. Primero creemos que es broma, después al no ver su sonrisa nos carga la chingada, dolorosamente. Al final el desmadre queda en 250 Quetzales. La vida es dura, la vida sigue. Siguen los pasos recorriendo Antigua, siguen los paisajes haciéndome sonreír. La vida se pone linda a la hora de comer, y entonces los platillos se ponen a la altura de los paisajes. No recuerdo el nombre de mi comida, sin embargo sé que es una sopa de pavo deliciosa. Y para bautizar el viaje la cerveza sigue fluyendo. La Gallo, La Moza endulzan amargamente la garganta. Ya lo dijo Sabina, La cerveza también es hija de Dios. Para los ateos la cerveza es gua que fluye; agua que se derrama en la fluidez del pensamiento, sin excesos.
Ahora, al calor de una fogata, entre buena charla con amigos y humo reticente, escribo sabiendo que me largo de Antigua. Probablemente sea la cuarta y última vez que estoy acá, quizá no. Mañana es un día de cruzar países en autobús. Mañana huele a Nicaragua, hoy se extingue en un cigarro entre mis dedos.
Diario III:
Después de una noche de juerga, tequilas de por medio, el cuerpo despierta a medias, el cerebro no se diga. 3: 45 de la mañana y a darle. Resulta que la agencia de viajes nos deja dos horas y media antes de la salida a Managua en las afueras de un hotel. El tiempo pasa y no hay cigarros, afortunadamente algunas cuadras después me encuentro con un chiclero; a echar humo. Según la estadística y la memoria difusa, los días de viajes largos no dejan mucho que contar; las estadísticas al carajo, la memoria se renueva. Primero subimos a la línea de buses centroamericana con más check-in. Compras boleto, diez minutos después debes refrendar en mostrador que sí te vas. Las horas marean lentamente en el bus, muy lentamente. 6 horas después estamos en San Salvador, y sí, check por si alguno se bajó del o no sé qué chingados. Cambio de bus, el hambre aprieta con salvajismo. Unas pupusas salvadoreñas (algo así como gorditas) ayudan a atarantar. El viaje sigue, las fronteras se intercalan y zaz, el viaje se pone homo-erótico. Al policía de aduana salvadoreño le parece malo que mi pasaporte (y el de mis compañeros de viaje) diga México. Claro, podemos ser narco-televisos. Pues bajamos a revisión de maletas, ok sólo ropa, sucia y limpia, da igual. Sigue el cacheo, pero al contario del que te hacen en centrales de buses mexicanas o aeropuertos, ese en particular se puso muy toquetón, o coquetón. El tipo cachea las nalgas con presteza, ¿con amor? Maldito sea, maldito. Después el buen Hugo y el mal Gera me informan que a ellos no les pasó lo mismo. Maldito sea el guardia fronterizo salvadoreño, maldito. Igual eso me pasa por estar sabroso. Son esos momentos en los que uno piensa, bajo la luna salvadoreña, con el aire fresco de las montañas golpeándote el rostro: las cosas no pueden ser peores. 
El tiempo pasa y no me puedo olvidar, el asiento cada vez es más incómodo. Entrabábamos a la frontera nicaragüense 17 horas y media después de subir al bus; la vida no es vida así. Bajamos del bus a revisión aduanera. Un simpático nica me regala cigarros, dios lo tenga en su santa gloria. Y después una voz grita: todos los mexicanos pasen a aduana. Se confirma, somos los nuevos colombianos. Uno por uno 7 mexicanoides pasan a la oficina. ¿Cuál es el motivo del viaje? ¿A qué te dedicas? ¿Cuántos días estarás acá? Bla bla bla. Después de las entrevistas el poli nicaragüense se hace güey un buen rato; los pasajeros desesperan, ya que obviamente todo el bus debe esperar. Corre el rumor de que no nos dejarán pasar, el motivo: seguro los siete viajan juntos. Ok, entiendo. En realidad no entiendo. El poli se sigue haciendo pendejo, una hora y quince minutos. Debo decir que los pasajeros nicas desaprueban al pendejete y nos dan su apoyo, al menos moral. Total, nos dejan entrar a Nicaragua. Salí inocente de mi primer juicio por narcotráfico, o algo así. Queda dormir, y al fin 20 horas y media después: bienvenido a Managua. El premio es gratificante, unos buenos cigarrillos Belmont. A fumar y a dormir al calor de la capital de Nicaragua; los mosquitos me tienen de plato principal, pero da igual, volví al lugar donde he sido feliz.



Diario IV:
Calor tropical, moscos devorándose tu suculenta sangre. Managua dice: hola, maje. Ligeramente descansado, ligeramente jodido, toca caminar la capital. Revolución o muerte. Con la pobreza a flor de piel, con la riqueza a flor de vista. Los nicas, como en viajes anteriores, rebosan simpatía. Primero lo primero, y lastimosamente no es comer. Se consigue el boleto de regreso a Guatemala; ya vendrán buses mejores. Entre taxis y calles cochinonas, llegamos al mercado Roberto Huembes. Ahora sí, la comida se hacen presente, un delicioso vaho (carne de res tipo salpicón, plátano macho, plátano normalito y mucha deliciosa yuca) un par de litros de cerveza Toña y una buena cajetilla de los gloriosos Belmont, hacen de la tarde un momento para no olvidar. El Huembes (mercado), también tiene la artesanía nica; cenicero para mi padre, cenicero para mí. 
La vida se sigue moviendo en taxi. La vida ahora se paga en Córdobas, 24 por dólar. Para dar una idea económica, una cajetilla de Belmont 25 Córdobas. La vida sigue siendo buena en Managua. La vida se hace humo, pero de la mejor calidad. La revolución nica no tiene presupuesto; subimos a la laguna de Tiscapa, dónde apresaron a Sandino (lean quién fue Augusto César Sandino). Las vistas de la ciudad son prodigios, mientras la lluvia viene y va. El calor se empeña en hacer sudar hasta los huesos; bendito calor tropical. Una breve visita al museo “Sandino Vive”. La historia ajena, cuando se siente al igual que la propia, puede causar escozor de consciencia. Se habla de la tortura, se habla de libertad, pónganse a pensar en eso. 
Belmont, Flor de Caña 7 años Gran Reserva, cerveza Toña. Historia y repasar los viejos pasos. Nicaragua sigue siendo lo que siempre espero, cada tantos años es bueno regresar al lugar donde uno ha sido feliz. Cada tantos años es bueno poner los pies en el subdesarrollo (sin matices), sentirse humano por el dolor y la victoria ajenos. El viento, esta noche, sigue golpeando con fuerza mi rostro, mis recuerdos. Con un Flor de Caña en las rocas escribo a media luz. 


Diario V:
Reitero: despertar en Managua con un montón de moscos succionando mi deliciosa sangre. Pocas horas de mal sueño a causa de las chingaderas voladoras esas. Total, despertar es la onda después de mal dormir. Managua, el hambre que deja eso de pistear sin comer. La brújula apunta al sur, eso sí, antes Managua nos despide con nubes de tormenta y sin el calorcito acostumbrado. En la central de buses expresos de la UCA, nos trepan al bus sin darnos cuenta. De repente nos vemos sentados en un espacio mínimo y camino a la sultana del sur. Sin desayunar llega la botana nica, una buena tajada (platanitos fritos con vinagre) deliciosos. El camino sigue y llega otro platillo: empanadas de carne y pollo, ah pero espolvoreadas de azúcar; no saben mal, no son la delicia. 
Sigue la vida dando patadas tropicales, sigue el destino dando tumbos en el calor de Nicaragua. Pasitos cortos nos llevan a recorrer las calles con olor a Vigorón (yuca, chicharrón y la salsita esa con vinagre). Los litros de chela Toña resbalan por la garganta, el sudor por la frente, las córdobas del bolsillo y la buena vida ante la mirada. Nos armamos de tabaco, Belmont para el día a día, puros nicas para las tardes de toros en GDL. Recorremos las calles coloniales, el vaporcillo dice que no podemos, nosotros decimos que sí, a ratos el vapor gana. La catedral con su amarillo chillante es el centro de la ciudad. Bares, restaurancitos, tabaquerías, carajo, la vida es buena. 
Humo sobre humo, festejando el cumpleaños de Hugo llega el Flor de Caña Gran Reserva. Entre tragos, llega la neblina alegre del viajante, la soledad (vista de la mejor forma) entre grandes amigos. Cada quien tiene tiempo para pensar, pensarse; estar lejos y en segundos volver a tan buena compañía. Se acerca el fin de un año, el inicio de otro, nada cambia pero son días distintos. Más humo, más historia, más vida. El viajero en tierras sandinistas les desea feliz año, y todas esas fruslerías. 

Diario VI:
Anoche se cayó el año a pedazos, según se cuenta. La resaca, los restos de pólvora en el aire, el malestar general que dejó la fiesta. Muchos litros de Toña, muchas cajetillas de Belmont, una de Flor de Caña, pollo traído de cantinas a media noche; la vida es buena, no importa que cambiemos de calendario o no.
El calor arrecia en Granada, despierto bañado en sudor. Caminamos buscando la justicia de una buena comida. Después de llenar el estómago se inicia el recorrido hacia el lago Cocibolca. Uno de los más grandes del mundo. El viento no refresca, la Coca-Cola, no refresca, una nieve de vainilla tampoco lo hace. El día se presta para caminar poco, fumar no demasiado y beber aún menos. El viajero palidece en una tarde intensa. Las piernas muestran pereza a cada paso, es momento de pensar, recrearse en los propios pensamientos, palpa lo sucedido y esperar lo mejor del tiempo por venir. Años pasan, años se quedan en la carne; hablemos del día a día. Hablemos de que mañana toca cambiar de ciudad.

Diario VII:
La noche fue fresca, cosa más rara. Así que a madrugar, a las 9 ya estábamos tomando el bus que nos llevaría a Managua, de ahí cosa de minutos para tomar el siguiente con camino a León. La norteña ciudad porta el nombre de la primera capital de la revolución. De inicio para ponernos folclóricos y llamar la atención de los peatones y automovilistas nicas, nos trepamos a una bici de las que reparten chingaderas o venden churritos, nieve, da igual. Pues con maletas y todo, los tres paseamos hasta el hostal. Pobre chofer nica, su pedaleo debió costarle muchas calorías. Da igual, se le paga la onerosa cifra de 100 córdobas (50 pesotes) por su esfuerzo en el trópico a sol quemante. 
El hambre es cabrona, y el hambriento se apendeja. Después de zamparnos sendos platos nicaragüenses hacemos las cuentas; changos, entre dólares y córdobas nos falta plata para pagar la comida y las sodas. Un pesote mexicano nos separa de la cárcel nicaragüense. No importa, acá la gente es buena onda. Un sujeto nos da las dos córdobas, al ofrecerle pago, después de ir a cambiar dólares, él nos dice que no es necesario. La vida es buena entre amigos. Paseamos por las calles en reconstrucción, y llega un punto fuerte del viaje, entramos al museo de la revolución. Todos tenemos la idea de que los museos son lugares cuidaditos, pintaditos, pulcros. Pero aquí no es así, dirían los Caifanes. El edificio hace gala de belleza pasada, muy pasada. El guía nos hace saber que todos los trabajadores del museo son excombatientes sandinistas. El paseo va eclécticamente entre varias etapas de la historia nica. Lo importante es cuando el amigo hablaba de su etapa histórica, la revolución de finales de los setentas. Su piel se enchina, la nuestra no se diga. Se señala orgulloso en las fotografías gastadas que adornan las paredes, señala a su hermano muerto a manos de la guardia nacional en esa misma lucha. De repente se extrae, sus ojos ven algo que no podemos: su pasado. La historia nicaragüense nos cuenta su historia. Un silencio respetuoso sigue durante todo momento. Se acerca de repente un anciano, quizá setenta años. Saluda a cada uno de nosotros, es presentado como un ex comandante guerrillero. Con una especie de sonrisa, con un orgullo impresionante nos cuenta y muestra su mapa de lesiones: perdió un dedo por herida de granada, tiene esquirlas en la masa encefálica, una bala le arrebató parte del cerebro y lo dejó ciego de un ojo. Otro balazo le voló medio hígado o más. Su brazo está marcado por las líneas de cirugías y balas. ¿Qué haces en un momento así? Callar, aprender, sentir un respeto tremendo por el valor de quién sí peleó por su libertad. El viajero espera esto al menos una vez en cada periplo. El comandante se despide, bromeando y sonriente. La vida sigue, aunque a veces en ciertos hombres, se queda para marcarles la mirada. Nuestro guía, nos obsequia monedas fuera de uso, con la imagen de Sandino. Carajo, el valor que tienen ahora no se paga ni en euros. 
Sigue el recorrido por León, más comida, más cerveza, más charla. Nos equipamos con documentales de la guerra sandinista, el respeto debe producir un estudio de su historia, a darle. La noche cae más tranquila que en Granada o Managua. Se siente que ha sido un buen día; día de vivir la emoción de la historia parlante, tangible. Es noche para brindar por los hombres que defienden, hasta con balas, sus ideales. EL viajero no puede decir más el día de hoy.

Diario VIII:
¿Dónde me quedé? Bueno, creo que fue en la historia viva de León. Al día siguiente había que regresar a Managua; preparar el regreso a GDL. Tomar un taxi normalito (a gasolina),no más experimentos siendo cargados por el bicicletero. La cosa iba bien, el clima era cálido, pero no demasiado. Y entonces, asumí que soy un héroe de acción. Nuestro chofer nos hizo ver nuestra mortalidad en cada rebase, para ser exactos, en 4 rebases en que estuvimos a nada de chocar de frente con coches y camiones. Al menos pude advertir como afrontan la muerte mis compañeros de viaje: Hugo, abrazaba su mochila y se hundía tras ella; Gera, perdía su mirada en el objeto contra el que sería nuestra colisión, dejando la boca muy abierta. Yo, abrazaba mochila y después de que no sucedía el accidente, me daba por reír lleno de nerviosismo. Finalmente, al más puro estilo de Rambo, salimos ilesos, listos para nuevas batallas. Por cierto: puto el chofer.
Managua nos recibía calurosa, como siempre. No tanto como el infierno de Granada. Emprendimos la búsqueda por comida y lo más importante, 20 cajetillas de Belmont como suvenir personal. Cargados de tan fino tabaco era momento de que la noche nos alcanzará. Como siempre Toña hizo de buena compañía, unos litritos más de chela y a dormir, bueno a intentar, ya que los moscos hicieron su mejor trabajo para impedirlo. Despertar a las tres de la mañana para partir a las cuatro a San Salvador, no es un buen aliciente para la felicidad. Por fortuna las fronteras fueron un poco más benévolas, sin embargo, el viaje duró 15 horas. Revisión tras revisión fronteriza se iban nuestras fuerzas. Entrada la noche el viajero llega a San Salvador, otro viejo recoveco conocido. La ciudad luce igual que hace unos años, sucia y peligrosa en ciertos puntos, adinerada y lejana en otros. Sigue siendo la ciudad de contrastes más marcados que he pisado. Pero bueno, no podíamos irnos a dormir sin antes llegar la barriga. Pupusas salvadoras y salvadoreñas nos aligeran el alma. 40 centavos de dólar por cada una, otro tanto por una chela, a hartarse. Y cada vez está más cerca el regreso. Siguiente mañana toca ir a Ciudad de Guatemala.
Despierto y me entero de que el bus está sobrevendido. Ja, y he sido elegido para viajar en el lugar reservado para el copiloto, mismo que tendrá que sentarse en el pasillo. Por fortuna, por este inconveniente viajo gratis. Me entero de la vida sexual del chofer del bus. Me asombro ante su habilidad de zorrear mujeres a 80 km/Hora sin estrellarse. Millones de chismes y sin poder dormir, ya que la única vez que casi lo intento quedé a nada de romper mi hermoso rostro con el parabrisas del bus. Por fortuna ese sí fue un viaje corto. Así que Ciudad de Guatemala nos recibe con los brazos abiertos, más de lo que hubiéramos creído posible. Al llegar al hostal (previa escala en un Pizza Hut) nos damos cuenta que por fin podremos fresear. El lugar es tranquilo, limpio, cómodo, tiene agua caliente y miles de cosas más que nos hacen pensar que por fin podremos descansar. Así fue, la noche en Guatemala se cierra cenando un rico churrasco, levantando en brindis la última chela Gallo del viaje.
El viajero siente el confort de mirar atrás (sólo un poquito) y palpar los conocimientos adquiridos, las imágenes que sin darse mucha cuenta, se impregnaron en las pupilas. Igual queda la vuelta; el regreso a los hábitos, a la certidumbre de la almohada favorita, a la caricia de los gatos, la comida familiar, por supuesto, a la familia. El regreso a la misma ciudad que sin embargo, a causa de la corta separación, ya no es la misma. Nunca es igual. El viajero entre más lejos llega, más desconoce lo propio y más lo aprecia. El mundo es demasiado grande para quedarse en 50 kilómetros cuadrados. Conocer lo distinto hace que lo bueno que poseemos en casa resalte más, y también, nos incrementa la capacidad de cuestionar lo que no nos parece correcto. Viajar fortalece las ideas, sí se sabe aprovechar. Viajar parece que destroza huesos y músculos. Si los aviones no hacen estupideces, mañana será el encuentro con Guadalajara, el viajero regresa más guapo, más sabio y más jodido.



Edwin Casillas

jueves, 3 de octubre de 2013

Copas de menos

Podría ser porque no te regalo flores
o culpa del mal clima; la lluvia, la ceniza.

Es quizá a causa de la humedad,
que no nos va, ni nos viene.
Será cosa de la edad; la que aparentas,
la que tengo, la que tienes.

Será la pereza o la falta de osadía;
la noche que se acerca, la urgencia,
la soledad, unas copas de más,
o unas copas de menos. Será.

Podría ser mi pasado en tinta roja
lo que acalla el presente, viento en copa.
El futuro se nos pierde entre tanto humo;
el futuro y otro beso absurdo.  


Seguro son las flores, las cenizas, la humedad.
Es a causa de un capricho de clima, nada más.

viernes, 2 de agosto de 2013

Diarios Querétaro

Querétaro, diario I:

A mi me gustaría una mujer rubia (ni siquiera rubia), decente (medianamente), artística (sin rayar en la locura), cachonda (en exceso). Me gustaría un mundo sin paz pero más justo, y muchas idioteces así. Pero más importante, me gustaría vivir en Querétaro. Carajo, qué tengo que hacer para tener esas calles y esa apertura artística. Al carajo con la policía, al carajo con el gobierno, al carajo con el pueblo que por cierto, en el carajo ya está. Querétaro y sus callecitas tersas, su teatros en cada esquina, cafeterías cada tres metros con su mal café incluido. A donde fueres, hacer lo que vieres; me pondré a actuar. Escribiré comedias con mucho drama. Me perderé entre tanta puta historia nacional.

No es que esté disconforme con mi tapatía perla, es qué el aire nuevo siempre es mejor; es qué el aire viejo siempre huele a humedad. Me enluta la tranquilidad de lo nuevo y qué mejor que esa novedad esté al pie del cerro aquel, el de las campanas, donde Maximiliano y sus mochos amantes perdieron una guerra imperdible. Aún recuerdo los ecos de amantes malpasados de un imperio que no fue. Pues hijos míos, amantes de Maxi y la escolástica, se me joden. Acá, a unos kilómetros, venció el amiguito que aparece en los billetes de veinte pesos. La ciudad es tranquila, amable, interesante entre rincones. Oigan ¿dónde está la basura? La noche se desgrana en el Corral de la Comedia. Teatro del de antes de antes. A la española, con vino y cosas esplendorosas. Se va la noche entre carcajadas. Nunca creí ver a Mr. Bachicha reír en un teatro ( no te enojes Grace, contigo me has hecho reír mucho, en escena y fuera). Querétaro va bien y eso que apenas va. Mañana nos leemos, nicotina de por medio.

Arturo Bachicha (o sea Edwin)

Querétaro, diario II.

Cada día puede iniciarse de mil maneras. Ya sabes, perder la mirada en el techo o la pared durante 15 minutos mientras el ser, decide si seguir la vida o detenerse en la eternidad; puedes despertar con el futuro puesta en una cafetera y aspirar el grano perfecto que da la tierra. Puedes iniciar tu día poniendo pie en el trabajo que tanto odias o amas. Existe la versión Bachicha para iniciar el día: desayunar en un bar; pero claro, para hacer civilizada la situación: ensalada de pollo; la comida de una vaca llega al paladar. Inicia las caminatas entre tanto, y entre tanto más, te das cuenta que el guía del tranvía se la pasa ensalzando al señor emperador don Maximiliano. Y de resultas, el cerro de las campanas, último lugar que observó el tan querido Maxi antes de escuchar el grito del teniente republicano, Fuego, es una especie de monumento nacional al imperio. Conozco varias personas que serían felices ante tal homenaje. Ciudad conservadora al fin.

Los que conocen la historia nacional recordarán a otro querido sujeto, que también fue ensalzado hasta ver escurrir saliva de su fenecido escroto, el buen Porfirio es la onda en estos valles. Claro, modernizó al país: electricidad, trenes, industria, lindos edificios afrancesados (¿qué no se los tronó en la guerra de reforma?). Sólo que hacen caso omiso a que en un México tan moderno existía un 95% de la población viviendo en la miseria total. Bueno son temas para tratados sociales o para amaestrar a los mochos, no para un lindo diario de viaje al estilo Bachicha. Sólo para terminar el tema, al carajo con el imperio, baby.

La tarde desfallece entre museos, entre historia y callecitas limpias como culo de bebé en comercial de pañales. Señores sacerdotes, favor de abstenerse de fantasías cochinonas. Y bueno, para abrir apetito que mejor que una mezcalería. Viva Oaxaca, y viva mi general Villa. El paladar se olvida por completo de la comida para vacas. La tarde se hace laxa, las palabras lentas y las sonrisas largas. Saliendo de renovar las reservas de tabaco, un milagro gastronómico ocurre. La bondad del mundo toma forma de anciana con bolsa de la que salían olores exquisitos, mágicos, sagrados. Y ahí estaba, una tostada verdosa cubierta de una salsa mística y nopales que han olvidado lo baboso. El suculento manjar desaparece, curiosamente, la anciana en cosa de segundos desapareció también; es un milagro de navidad, la anciana fantasma nos hizo la tarde antes y se fue, como las buenas mujeres (Hola, Liliana Gómez), se fue antes de poderle robar una segunda tostada, un segundo beso a la delicia.

Desfallece Querétaro en mis suelas, y mis pies sobre la cantera. Se viene la noche, con su exceso de tabaco, chela y bienestar bohemio. Se cansan los dedos de escribir, es hora de disfrutar el viento fresco; hora de vivir lejos de mi añorada perla tapatía. Buenas noches, buenos tiempos.

Arturo Bachicha ( o sea Edwin)

sábado, 6 de julio de 2013

La vieja Europa (Por Benito Taibo)

Dicen que quien se pone viejo, se vuelve conservador, malhumorado y amargueta.
Es un mito, y tengo muchos casos cercanos que así me lo demuestran fehacientemente. Incluso yo mismo espero poder ser una muestra de ello. Me rehúso absolutamente a entrar al canon de los viejitos que la hacen de jamón por todo, y que piensan que la experiencia les confiere un estatus especial mediante el cual, todos los demás deberían darles la razón, manque no la tengan.
Y sin embargo…
En el caso de la vieja y decrépita Europa, sucede exactamente así.
Se está volviendo ultraconservadora, hipermalhumorada y megaamargueta. Y además, racista y cobarde…
No toda, es cierto, pero una parte importante sí.
Y pienso en voz alta, ofendido, en el reciente caso del vuelo del presidente Evo Morales. Un jefe de estado, punto. De un país libre e independiente, otro punto. Al que debe tenérsele todo el respeto y consideraciones que se le tienen a sus pares, PUNTO.
Italia, cuna del renacimiento y de un montón de ideas revolucionarias que cambiaron al mundo. Francia, donde se inventó la nueva república y cuyo lema es “Libertad, igualdad, fraternidad. España, que con enormes trabajos construyó una democracia después de una guerra civil sangrienta y una larguísima dictadura. Portugal, donde se hizo una revolución con claveles y sin disparar un solo tiro negaron sus espacios aéreos al vuelo del presidente Morales, poniendo incluso en riesgo su vida.
Ejemplos antes todos ellos. Hoy son viejitos que desde sus sillas de ruedas miran enfurruñados a los “muchachitos” del otro lado del mar sin condescendencia, con santa ira, envidiosos, desde la altura de su marmóreo sepulcro. Y además, arrodillados frente a las órdenes de su tío Sam, esperando que los salve de la crisis, el desempleo, la hecatombe.
La vieja Europa está más vieja que nunca.
Confío en que las cosas cambien.


Benito Taibo

miércoles, 19 de junio de 2013

Revolución y niños que patean pelotas

Se escuchan pasos de individuos; se suman, multiplican, dividen y vuelven a unir. Son  multitudes enardecidas. En los Pinos el gobierno tiembla. Los medios de comunicación ya no saben convencer. Se acabó, el pueblo no soporta más. La tierra tiembla, el cielo teme y en la atmósfera se respira sangre. El pueblo no puede más; marchan, gritan, destrozan, y todo a un solo grito:

¡Afuera el Chepo!
Así es, estamos viendo un pueblo en general desunido. Gente que critica a los venezolanos por levantar la mano, por no permitir lo que no quieren. Personas que poseen ídolos corruptos, al mejor estilo americano, norteamericano, porque evidentemente, como mexicanos, no debemos compararnos con los chicos del sur. Malditos pobretones del tercer mundo, eso dice López Doriga cada noche; palabra de dios. Gloria a ti lindísimo televisor. El sur no existe, es imposible que venga un equipo selvático, de un país exótico llamado Brasil y nos derrote. Imposible, somos el desarrollo en carne viva. ¿Cómo es posible que el Chicharito no salve a la patria? No nos preocupemos más, es momento de la revuelta violenta. Es momento de cambiar el rumbo de nuestra nación. Chepo, vete a la mierda.
Y se irá, y volveremos a tener nuestra tan amaba paz. Los chicos correrán pateando bonitas pelotas, emulando a sus ídolos, claro, algunos millones de pesos menos por patada como única diferencia. El cielo se volverá más claro y la democracia funcional. El Chepo de irá y México no podrá ser derrotado jamás. Tráiganos más Maximilianos, cleros angelicales, narcos, etc. Nada importa, todo será bienestar nacional. Vete ya, maldito Chepo.

Se escuchan los tambores y la sangre ante su inminente derramamiento sobre nuestras aceras, late despacio. Estamos en pie de lucha. Estamos listos para morir y matar.


Edwin Casillas

viernes, 24 de mayo de 2013

Tacones


¿Vamos juntos al concierto?
Y te compro una flor caustica
que haga juego con tus ojos,
tu hiel, tu granizo, tu ayer,
y claro, con tus tacones rojos.

Tómame de la mano, sin miedo,
sin esperanzas, tómame y ya.
¿No ves? Ayer se nos terminó
de nuevo el ayer.

El ronroneo de tus tacones
cruza el pasillo, se acerca,
estremece al Cristo
de la que fue nuestra pared. 

Me dices que no, entre murmullos
ajenos de memoria y trueno.
Me quedo con la flor entre los dedos.
Me quedo mudo y no despierto.
Y suenan en dirección equivocada
tus tacones rojos.

Edwin Casillas Domínguez

jueves, 9 de mayo de 2013

Y tú


Estamos a un paso de la guerra,
a dos de no volver jamás al pasado.
Alicia y el conejo ya no soportan más,
alguien morirá esta noche.

Estamos entre locos sin sombreros.
Sembramos arena en aeropuertos,
deslindamos el sueño de lo incierto;
Qué aburrida es la paz.

Es la hora del té; la hora del café,
la hora de morirse y nada más.
Hora de matar, son las nueve
y ya va ardiendo la noche.

Alicia, entre navajas se depila,
el conejo sólo mira;
Se juegan la vida en un poema.
Y tú, leyendo torpemente.


Edwin Casillas

viernes, 26 de abril de 2013

La Ley de Genghis inicia


Miércoles 3 de abril, 2013
He iniciado el viaje por Mongolia con la intención de sumergirme en la paz de este lugar. El amor a primera vista existe; seguro no hay cosa más hermosa que sus estepas. La pureza del aire se integra a mis pulmones, tranquilamente. Dejo atrás todos los problemas que conlleva la occidentalidad. Nada de letreros luminosos diciéndome qué comprar; los genios de la televisión no pueden decirme qué pensar, sus ondas electromagnéticas no pueden penetrar hasta este pedazo de tierra limpia. Es un buen día para ser un hombre nuevo.
Jueves 4 de abril, 2013
Jamás extrañaré lo que queda atrás. Aquí soy dueño de mis actos. A la mierda eso de ser un bloguero ex estudiante de periodismo que sobrevivía de vender muñequitos de la Guerra de las Galaxias por internet. Aquí soy mi propio Dios.
El grupo de buscadores de la libertad está integrado por un alemán con cara de idiota, dos francesas buenísimas y un japonés que jode mucho con su camarita. Todo está bien, en la estepa hay espacio de sobra para esos pobres infelices y para mí.
Sábado 6 de abril 2013
Nuestra alimentación se basa en lácteos y carne. Así debe ser, al carajo con los vegetales; los vegetales son para perdedores. Nosotros, los occidentales renegados no somos perdedores. Somos el inicio de una nueva raza superior, guerreros pacíficos que pueden desgarrar, en caso de ser necesario, la carne de un lobo con nuestros peligrosos dientes.
Cada día me siento más un nativo.  Nuestro guía, Norovyn, dice que estamos avanzando rápidamente en nuestro proceso de independencia de las tecnologías y demás estupideces de la sociedad moderna.
Martes 9 de abril 2013
Parece que mi cuerpo tiene un pequeño problema de adaptación, el sistema digestivo no trabaja a ritmo normal, ya mejorará. Disfruto este silencio absoluto, y las noches llenas de estrellas, esas que ya no se ven en las ciudades.
Hoy tuve un acercamiento con las francesas buenísimas. En algún punto sus deseos carnales se desbordarán y seguro elegirán al por sobre el japonés fotografico y el aleman idiota, al exótico amante latino. Es cuestión de esperar.
Viernes 12 de abril 2013
Mierda, la mierda no sale. En algún punto estallaré o podré aliviar mis pesares. A veces el silencio cansa, pero nada puede ser peor que la maldita sociedad occidental, nada. Extraño la chela, eso debo aceptarlo. Aunque claro, el licor ese, derivado de la mantequilla, no está tan mal, creo.
El maldito japonés empieza a perder la cordura. Hoy corrió por la estepa disfrazado de colegiala. Raza inferior ¿Quién carga esa ropa en un viaje de renovación? Debo aceptar que tenía unas bonitas piernas depiladas.
Domingo 14 de abril 2013
Los deseos sexuales me invaden, pero no importa demasiado. Seguro, a las francesas les falta poco para venir a mi tienda una noche cercana. El japonés ya no es opción para ellas y espero que no termine siéndolo para mí. Del alemán no hay que preocuparse, sólo sabe sonreír y hacer comentarios estúpidos en su estúpido idioma, el cual, no entiendo un carajo.
Mis intestinos siguen muertos.
Viernes 19 de abril 2013
Creo que vi a la muerte; vi la luz y me negué a seguirla. Fueron cuatro espantosos días de diarrea. Los guías mongoles me lanzaron a un río para que no hicera cochinero en el campamento. Vi la luz, y una voz de mujer me llamaba hacia ella. Quise seguirla, de verdad, pero justo en ese momento la diarrea tuvo una aparición explosiva que me devolvió a la vida. Por fortuna, sobreviví. Soy más fuerte que nunca, salvo por el hecho de que me es imposible caminar muchos metros. Ah claro, y por la temblorina de mis manos. Ya pasará.
Mis deseos carnales se calmaron un tiempo. Mañana tomaré la iniciativa: entraré por la madrugada a la tienda de las francesas.
Domingo 21 de abril 2013
Esto empieza a tornarse feo. Tomé la iniciativa. Sigilosamente entré a la tienda, llevando entre mis manos un lindo ramo de florecillas silvestres. Ese hermoso olor a mujer invadía mis pulmones. La victoria estaba entre mis manos. Entonces, la vida me da la espalda de nuevo. Las francesas buenísimas se encontraban en pleno acto carnal. Cabe decir, que eso explica por qué pudieron resistirse tanto a mis encantos latinos. En la batalla hay que improvisar, lo hice. Me lance de todos modos sobre ellas. Quizá mi osadía las animaría a un hermoso trió. Regresarían al camino del bien.  Dos minutos después me arrastraba por la estepa, con mis preciosos testículos desbaratados a patadas.
Lunes 22 de abril 2013
El japonés luce muy femenino hoy.
Jueves 25 de abril 213
Es de sabios aceptar la derrota. Me marcho a mi hermoso mundo occidental. La verdad que no está tan mal. Mis maletas están listas. Sólo espero que los guías vengan en sus pequeños caballo y me lleven al aeropuerto. De hecho, creí que se acercan, ya escucho como los cascos de los animales golpean contra el suelo. Parece que me darán una despedida digna, son demasiados caballos. Gritan algo, Kan, algo Kan. Deben llamar a sus perros mongoles.
Ahora que lo veo de cerca. Mierda. Esto se ve raro.
Por: Edwin Bachicha

domingo, 31 de marzo de 2013

Prefiero


No quiero morir en viernes,
mucho menos santo.
No quiero vivir a medias,
mucho menos si no son de seda.

No quiero perderme entre
tus labios, resabios y,
 tristes pasos vacíos.
No quiero, sólo eso,
no quiero sin querer.

Tampoco anhelo el París,
país sin aguaceros.
No quiero ser Vallejo.
No quiero lo eterno.

Tú sabes, o no sabes,
prefiero el infierno.
Prefiero morir un viernes,
un lunes sin santos.
Prefiero, no quiero.


lunes, 11 de marzo de 2013

Poema del sigo XXII


Volveré a mis tuits entre tristezas;
ciento cuarenta caracteres,
doscientas muecas te recuerdo.

No olvido el primer “I like”
que me regalaste, aquel invierno.
Nunca supe que iba ser un “ride”
hacia el infierno.

Mi triste muro no dice mucho.
Maldigo a twitter, maldigo el tiempo
que me separaste, con tus besos,
del suave tacto de mi ordenador.

Me vuelvo loco entre enlaces ajenos
y vienes tú a informarme arteramente
de te has comprometido en Facebook.
me voy al twitter, a llorar con José Alfredo.



martes, 5 de marzo de 2013

Respuesta a Jalife. Dr Pedro Salmerón

En esta ocasión le cedo el espacio de Ciudad Bachicha al C. Salmerón. Él sabe lo que dice.

Respuesta a Jalife. Dr Pedro Salmerón

Publicado por webmaster en 5th marzo 2013





En respuesta al documento en el que expuse las calumnias de Alfredo Jalife-Rahme,



http://elpresentedelpasado.com/2013/02/26/notas-sobre-critica-y-calumnia-1-de-2/

http://elpresentedelpasado.com/2013/02/27/notas-sobre-critica-y-calumnia-2-de-2/

él aseguró apabullarme documentalmente al presentar este texto:

http://csis.org/files/media/csis/pubs/newhorizons%5B1%5D.pdf

Independientemente de lo que diga el documento, que jamás oculté ni pretendo ocultar (calumnia sobre calumnia), es evidente que el señor Jalife ignora que cuando un académico participa en un trabajo conjunto o colectivo, está obligado (por mínima corresponsabilidad) a firmar con el nombre de su institución, sin que ello signifique que lo que ahí escribe es la opinión, la norma o la ley de su institución. No son el CIDE o el ITAM los que suscriben ese documento, sino un investigador del CIDE, uno del ITAM. Por supuesto no el ITAm en pleno y mucho menos yo. Tampoco es opinión del ITAM, sino mía (aunque diga ITAM), todo lo que he publicado sobre el fraude electoral. Podría mostrarle muchos documentos similares donde aparece UNAM o UAM… sin que signifique otra cosa que un académico de la UNAM o la UAM trabajó en ese documento y que es su personal posición.



Si esa es la prueba documental con que me “apabulla”, lo único que demuestra es su ignorancia sobre las reglas elementales de la lectura y la crítica de fuentes… como siempre.



El resto, no es sino la reiteración de las calumnias anteriores, indemostradas, indemostrables. El resto, no es sino la reiteración del método estalinista consistente en difamar y calumniar para eliminar a quienes difieren de su posición.

Por Dr Pedro Salmerón

sábado, 2 de febrero de 2013

El futuro


No hay forma de creer en este futuro;
mucho menos conociendo su pasado.
No hay delito ni culpable, cuando el azar
define con malicia cada instante.

No hay mañana en los espejos.
No hay adiós cuando se miente tan despacio.
La fe, en estos tiempos, es lo mismo
que la nada habitando sucios vasos.

No hay bienvenidas ni años nuevos;
todo el tiempo por incierto
huele a viejo, apesta a humedad
que se esconde en nuestros reflejos.

No hay nada en que creer, simplemente,
todo es incierto; incierto el viento
que se cuelga de tu cuello,
incierto el cuello que se cuelga en un espejo.

Edwin Casillas