jueves, 13 de marzo de 2014

Tribulaciones de un invierno caluroso en el tercer mundo

Tribulaciones de un invierno caluroso en el tercer mundo


La famosa hora en blanco se planta frente a mí. Sé lo que debo escribir; conozco el tema y sus detalles. Yo soy el creador de esos personajes. Estoy listo para llenar de letras incendiarias mi hoja en blanco, electrónica y persuasiva. La frase de inicio debe ser genial. Será un chingadazo en la nariz del lector, algo así como: “Ey, despierta. Ya es de día”, ok, eso no. Mejor algo que suene fuerte y resuene profundo en los pensamientos del lector, sí, eso es: “El hombre abrió la boca solo para decirle al espejo, estoy harto de ti, pinche puto”. Ok, algo no andan bien. La hoja sigue en blanco, la mente en gris, el cenicero tapizándose y el whisky no es eterno ni infalible. Es momento de mandar todo a la mierda. Reír hipócritamente, las tribulaciones han vencido al autor.